EUROPA
PRESS
21 julio
2022
Dismorfia
de Snapchat, un trastorno cada vez más presente en las consultas de cirugía
estética y plástica
La dismorfia de Snapchat, el trastorno
de percepción de la propia imagen, cada vez se incrementa más en los
consultorios estéticos plásticos, según han avisado desde la Asociación
Española de Cirugía Estética Plástica (AECEP).
También conocida como dismorfia de Zoom, se trata de un
fenómeno subjetivo alterado de la imagen propia causado por una distorsión
óptica de la cámara que genera una autopercepción negativa relacionada con el
aumento de las videoconferencias, las cuales obligan a permanecer largos
periodos de tiempo mirándonos fijamente causando un impacto significativo en
nuestra forma de vernos
Aunque no se utilicen filtros, las cámaras alteran la imagen
debido a la calidad del vídeo e iluminación. Además, un retrato a 30
centímetros de distancia aumenta el tamaño percibido de la nariz en un 30 por
ciento, en comparación con el que se toma a 1,5 metros, y también provoca una
cara más redondeada y ojos más abiertos.
En este sentido, la presidenta de la AECEP, Isabel Moreno,
ha informado de que cada vez más se presentan a su consulta jóvenes que le
muestren una foto de ellos con un filtro, y le dicen "así quiero mi rostro".
"La obsesión que se genera por nuestra imagen está
basada en efectos irreales. Los filtros de Instagram no están creados para cada
rostro y el pasar de eso a una realidad, son situaciones de falsas
expectativas, ya que, sobre todo quieren transformar su cara. Pero nosotros no
podemos transformar una cara. Son situaciones poco realistas", ha dicho.
Del mismo modo se ha pronunciado el cirujano estético
plástico y vocal de ética de la asociación, José Angel Lozano Orella, quien ha
comentado que a nivel virtual es "muy fácil" corregir defectos y
perfeccionarlos, pero a nivel real "todo pasa por una cirugía".
"A esto se añade los 'influencers' que presentan
modelos físicos con cánones de belleza rozando la perfección y plasman una
imagen de éxito y satisfacción que influyen a todos los seguidores de estas
cuentas y, en especial, a los adolescentes. Asimismo, en las redes sociales se
comparten intervenciones y experiencias en cirugía estética banalizando el
proceso y desvirtuando la realidad del mismo, animando al acceso de las mismas.
Es nuestra responsabilidad velar por que todo esto no ocurra y esperar hasta
que el paciente alcance una madurez física y emocional suficiente para afrontar
una cirugía", ha zanjado.